Emilio Alberto Restrepo Baena
Cuando aún era un niño, por allí en los tempranos años setenta, era de mucha usanza en Medellín el jugar con esoterismo, trivializando conceptos como el espiritismo, la tabla ouija, el hipnotismo, etc., que fueron moda entre los jovencitos, usualmente dirigidos por alguien más mayor, pero no más experimentado, haciendo un manejo irresponsable de estas tremendas fuerzas en fincas, fiestas y cementerios. La motivación era básicamente curiosa, cuando no morbosa. Nos producían gran atracción las historias de espantos, de invocación de espíritus y de extrañas energías del mas allá.
Era común convocarse alrededor de una tabla ouija, dirigidos por un médium de pacotilla y empezar a hacer contactos con muertos cercanos a nuestros afectos. Muchas veces no ocurría nada objetivo, solo confusas interpretaciones de nuestros crispados y excitados nervios. En otras veces, las menos, puedo jurarlo, hicimos contacto con energías que venían de otras dimensiones extrafísicas e incluso a través de la tabla, contestaban preguntas o traían mensajes.
No era gratuito el molestar el descanso eterno de las almas en pena. En la casa de una amiguita, una tarde, al escondido por supuesto, hicimos contacto con un espíritu al que no fuimos capaces de controlar. Se quedó enquistado en la casa de ella y a partir de ahí fue el horror. Pesadillas y terrores nocturnos de los dos niños menores. Nuestra amiga quedó con una cefalea crónica, una irritabilidad y una depresión que la hicieron retirar del colegio.
Ruidos, luces, movimientos extraños y anormales de las cosas y un estado de ansiedad generalizada en la familia, que solo se vino a dilucidar cuando se confesó que todo ocurrió después del mal manejo de una tabla ouija. Había quedado suelta un alma errante, un espíritu burlón sin descanso ni sosiego que vivía en muerte su situación de purgatorio infinito, mal traído a un estado más físico en la tierra. Solo los buenos oficios del padre L. lograron hacer desocupar la casa de tan incómodo advenedizo.
Este furor del manejo de la tabla aparentemente dejó brechas abiertas o mal cerradas que propició que muchos espíritus, mucha energía del más allá quedaran circulando en torno a la ciudad. Ciertos estudiosos del esoterismo creen interpretar este fenómeno como el desencadenante de la terrible ola de violencia y maldad que a partir de los años ochenta invadió la ciudad como una peste, como una plaga de carácter apocalíptico. La teoría es simplista pero efectiva. Muchos espíritus errantes, furiosos por ver violentado su estado etéreo, con muchos pecados aún sin purgar, circulan en torno a la ciudad. Tienen especial apetencia, según esta teoría, por los hijos de madres solteras, o en pecado original, o producto de violaciones, o con proclividad para el crimen y la delincuencia. Transmutan su energía al alma de la criatura en gestación o en parto y corrompen su alma llenándosela de odio, resentimiento y maldad. Esto explicaría porqué cuando fueron creciendo, a mediados de los años ochenta, tantos jóvenes se tornaron en delincuentes, sicarios y rufianes. Según esta hipótesis, los indígenas del Valle de Aburrá se asentaron a orillas del río Medellín y allí tenían sitios de ritual religioso llenos de poderosa energía; en sus cementerios ocultos reposan los cuerpos de hombres y mujeres buenos que murieron en santa paz y llenos de una fe pura en sus dioses naturales, con poco componente de suciedad en sus almas; los espíritus liberados en las fallidas secciones de espiritismo son repelidos por esta fuerza protectora y empiezan a girar centrífugamente hacia las montañas que hoy ocupan las laderas laterales de la ciudad, por donde empezó la gran descomposición criminal de la ciudad que luego se generalizó. La ola de asesinatos, los accidentes de tránsito, las muertes violentas en personas jóvenes y poco piadosas que no tienen tiempo de arrepentirse o de hacer transición energética hacia otros niveles superiores de conciencia, supuestamente generan una liberación brutal de energía nefasta que perpetúa el fenómeno y genera un círculo vicioso de ruindad y perdición que penetra en todos los rincones.
Esta original teoría, creída fanáticamente por sus adeptos, trata de explicar el origen metafísico de la mala onda de Medellín.¿Y por qué a Medellín? ¿ Porqué involucró en esas épocas las comunas noroccidental y nororiental?, ¿ Porqué en hijos de hogares descompuestos o de madres pobres cabezas de familia? Las respuestas estarían en el párrafo anterior. Analizan los aterradores niveles de violencia de la ciudad, los extremos de criminalidad comparados con todas las otras capitales.
Para contrarrestarla, hicieron una discreta pero efectiva campaña de erradicación de las secciones aficionadas de espiritismo, del uso de tablas ouija por inexpertos, de crear terror reverencial a irrespetar sin convicción y sin necesidad el descanso de los muertos. Y es cierto que hoy escasamente se juega con éstos elementos en fincas o fiestas o paseos, ni son dirigidas por muchachitos juguetones.
Como toda acción tiene una reacción, empezaron a proliferar todo tipo sectas religiosas, de todos los orígenes y todas las clases para tratar de contrarrestar con misticismo, el exceso de energía maligna.
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Según estudios, en Medellín se encuentra la mayor concentración de todo el país de ritos paralelos al catolicismo. No solamente cristianos protestantes, sino afectos al hinduismo, musulmanes, meditadores, egiptólogos piramidales, rosacruces, masones, grupos de sanación, seguidores del reverendo Moon, etc., en una búsqueda frenética de un camino, de una razón, de una verdad, de un sentido que dignifique y justifique la existencia. También es cierto que aquí se encuentra la mayor incidencia de profanación de tumbas, de robo de cadáveres, de violaciones y secuestro de niños para involucrarlos en rituales satánicos, que incluso obligó a la fiscalía a crear un grupo específico para contrarrestar estas expresiones de satanismo en Medellín, que según el diagnóstico ya se volvió un problema epidémico y de salud pública.
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Saludos Juan. Cualquiera de mis artículos los puedes reproducir el la página que quieras, siempre que cites la fuente. ¿Cómo conociste los escritos? ¿Cómo me conectaste co Sebas y Olguita? Mi correo es erestrepo@prolinco.com.co.
ReplyDeleteSuerte
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