Thursday, March 12, 2015

El patán nuestro de cada día

El patán nuestro de cada día

Todos los días tenemos  que sufrirlo de nuevo: una vez más, un patán de  alta sociedad arma un nuevo escándalo. ¡Otro gomelo más haciendo de las suyas!!! Estamos rodeados de esa peste, una clase bastarda y parásita que es una vergüenza para la sociedad, los Nicolás Gaviria, los Salamanca, los Manzanera y toda esa caterva de inútiles, ese etcétera que nos indigna y nos oprime el espíritu.

Ya un profesor me lo había contado: hace más de treinta años, cuando era trovador profesional y era contratado para  fiestas de la dirigencia política local en las  fincas del Oriente, un jovencito enloqueció a la concurrencia con su triciclo de motor (un antepasado del detestable cuatrimotor, juguetico de la más pura estirpe traquetoide), pasaba por encima, atropellaba, y molestaba a la concurrencia sin importarle nada, sin consideración y bajo la mirada complacida de su padre, quien había sido alcalde, senador, gobernador y presidente del partido. Nadie le podía decir nada al malcriado, por el contrario le celebraban todo a las carcajadas. Pues bien, el pelafustán, años más tarde se convertiría, con el apoyo y la complacencia de su amantísimo progenitor, en el gerente de la constructora que años más tarde vería caer una torre de edificios (con muertos, heridos y damnificados)y dejar en la calle a cientos de propietarios en uno de los episodios más sentidos, indolentes y egoístas de la ingeniería nacional. Nunca un acto de ambición y avaricia dignas del peor capitalismo salvaje había afectado a tanta gente y herido  en lo más profundo el corazón de la opinión pública. Y el tipo ahí, sin importarle nada bajo su coraza de “chico bien” que lo protegía de todo lo que implicara sensibilidad, dolor o responsabilidad pública. Esas eran cosas que no iban con él. Ni más faltaba.

Y detrás de todo había un mequetrefe sin entrañas al que no le importaba nada. Y no estaba solo, a su lado había cientos como él, producto de una generación zombie , hijo de una ralea que los crió sin valores, sin respeto, bajo la égida de una megalomanía de clase que les hacía pensar que todo se lo merecían, que su palabra era la ley, que todo a su alrededor valía poco menos que nada.

Y son legión. Inundan las universidades privadas, los gimnasios, los centros comerciales, las zonas rosa. Se toman las calles de las ciudades para sus competencias de carros de gama alta y motos de alto cilindraje. No importa de nadie duerma, que el tráfico se paralice, que haya atropellados e incluso muertos. No hay problema, el coronel amigo cuadra el asunto, el general copropietario del edificio arregla todo con una llamada. Y, ay del periodista de denuncie, del vecino que se queje, del agente de tránsito que haga un comparendo: amenazas, traslados y hasta insubsistencias, papi no puede permitir que alguien vulnere la voluntad del niño, o sea, de malas marica, esfúmate de aquí, indio patirrajado, resentido social, manteco, fuchi qué asco, marica…

Y al otro día que el otro agarró un perro a balazos en un acto de intolerancia, o que dos o tres muertos y un inválido por la borrachera del niño, la madre solícita  a protegerlo, los abogados más prestantes y costosos a sacarlo de una, a resguardarlo de la chusma de las inspecciones para poderlo mandar rápido para Miami, no importa que haya muertos de por medio,  que el carro era diplomático sacado sin permiso  o de dotación oficial y usado para menesteres que normalmente se hacen en moteles, no importa, usted no sabe quién soy yo, usted no sabe con quién se está metiendo y el papi magistrado llama y de nuevo hasta el próximo “juernes” de rumba, no jodan tanto, negros cismáticos y resentidos, respeten a la gente bien, no sean igualados…

Y al fin de semana siguiente un nuevo escándalo, un nuevo muerto por celos en la pelea de los “pelaos popis”, el cadáver se pierde y a las horas aparece y nada pasa, los abogados de papi se encargan de todo, y el chico que todos saben culpable con su mejor sonrisa de hiena va a la fiscalía a sabiendas que en pocas horas estará en su apartamento del norte, una nueva estafa financiera de cuello blanco del más alto nivel, un nuevo desfalco de estrato seis,  los hijos del presidente seguirán aprovechando  hasta volverse obscenamente ricos y el otro plagia la tesis de grado y se gradúa impunemente y el otro usa el helicóptero artillado de las fuerzas armadas para irse de rumba con sus cuates y el otro saldrá del país mientras denuncian persecución política y el abogado de postín declarará que la ética no tiene que ver con el derecho y mil sandeces más que nos aturde hasta la náusea…


Es una generación de comportamiento indignante. De nada les ha servido su educación privilegiada. Parece que formación sin valores familiares no pega, ellos lo demuestran. Solo les interesa la moda, las posturas, la apariencia, el consumo, la marca, los festines, las relaciones, la figuración en páginas sociales del “jet set” criollo. Lo demás es desechable, los principios, deleznables, las normas prescindibles. Se burlan de la ley con una irreverencia irritante. Pero ya la gente respetable va perdiendo la paciencia, ya les vamos perdiendo el miedo y ya empezamos a denunciar, la prensa a exhibir, las autoridades a cuestionar. Esa peste no puede durar otros cien años, no hay cuerpo social que lo resista.