DECÁLOGOS AJENOS (Tips de los maestros, organizados en listas)

DECÁLOGOS AJENOS 
(Tips de los maestros, organizados en listas)

 “No creas en las máximas de los escritores. Tampoco en estas. Lo que cautiva de una máxima es su brevedad; es decir, lo único que no tiene nada que ver con la verdad de una idea”.

Abelardo Castillo







 "Los Diez Mandamientos, considerados útiles reglas morales para vivir en sociedad, tienen un excelente uso literario. El escritor, al contar sus historias, debería hacer que sus personajes violen constantemente estos mandamientos, en conjunto o por partes. Mientras alguien robe, mate, mienta, fornique, blasfeme o desee a la mujer del prójimo tendremos un conflicto y en consecuencia una historia que contar. Por el contrario, si sus personajes se portan bien, no sucederá nada: todo será aburridísimo."
Fernando Ampuero


Uno de los más interesantes y que recoge más sabiduría, tiene un solo postulado. Se lo leí a Alejandro Quintana y dice:

"Porque en realidad ya se ha contado todo; lo novedoso es contarlo de forma interesante".


Es muy común que los escritores, cuando gozan de cierto reconocimiento, decidan organizar sus ideas en forma de recomendaciones que suelen enumerar en listas, generalmente en forma de decálogos, muy a manera de configurar una suerte de "Tablas de la Ley"o de "Diez Mandamientos" , en los que pontifican,-con razón o sin ella, en concordancia con su prestigio y sabiduría o apenas haciendo gala de una vana pretensión un tanto ególatra- sobre sus verdades decantadas acerca del oficio de escribir.

Unos condensan verdaderas sentencias, otras son apenas esbozos que naufragan en su propia babosería; unos son un compendio de ingenio, otros verdaderos destellos de humor, mientras algunos apenas sí resbalan como peligroso chascarrillo en el reino del lugar común.

De todas maneras, en esta página recopilamos algunos de ellos, como elemento para el análisis y estudio de los interesados en el ejercicio de escribir. Muy recomendado para aprendices y aficionados, para lectores desprevenidos, para alumnos de talleres literarios y para todos los que se deleitan del bello arte de la Literatura.

Iniciamos con el magnífico ensayo crítico de los decálogos para escritores del colombiano Darío Jaramillo Agudelo, quien parece que se los leyó todos y tiene sus propias ideas sobre el asunto de escarmentar por cabeza y pluma ajena. Él leyó muchos de los decálogos que se citan a menudo por Internet y nos ahorró el trabajo de volver a citarlos, tomando de ellos lo más relevante. Al final citamos los más ingeniosos, clásicos, reconocidos o polémicos.

En este link:       
http://emiliorestrepo.blogspot.com/2013/09/decalogo-arbitrario-para-aspirantes.html
consigné mi propio ejercicio personal, cuando fui requerido al respecto por unos estudiantes. No en vano, la sabiduría popular ya lo había dicho: "Un bobo toreado, es capaz de matar a la mamá"


En vista de la buena aceptación que este capítulo ha tenido, acepté la sugerencia de unos lectores que me insinuaron que el tema merecía tener su propio blog, para lograr una mejor  organización y facilitar su lectura. A partir de ahora, este tema tendrá su tratamiento aparte en la página:




3 comments:

  1. Estimado Emilio,

    saludos y muy interesante la recopilación de decálogos. Respecto al supuesto texto "de Caldwell", el mismo jamás existió, y eso puede comprobarse muy fácilmente.

    Como es natural, Erskine Caldwell escribió toda su obra en inglés. Pero si buscas el pretendido "original" en lengua inglesa, comprobarás que dicho autor jamás escribió ese texto, ni tampoco uno parecido. Lo único que encontrarás en Internet será el texto en lengua española, por la sencilla razón de que fue escrito por mí y no por un autor norteamericano. Quien de verdad esté interesado en conocer la verdadera autoría del dodecálogo, no tiene más que hacer esa sencilla búsqueda. Me sorprende que quienes han dudado sobre este punto no se hayan preguntado por qué el texto sólo aparece en castellano, y por cierto la gran mayoría de las veces atribuido a mí.

    Por todo esto, te ruego respetuosamente que borres del post esa duda o "parecido sospechoso", que como comprenderás me produce una ofensa; así como el supuesto decálogo de Caldwell, que no es más que el mío propio, que en su edición original iba encabezada por una breve cita de dicho autor. Un día un tallerista copió y pegó en Internet mi texto, atribuyéndoselo por error a Caldwell (quien, insisto, jamás en su vida escribió ningún dodecálogo). Y ese error fue propagándose por un cierto número de páginas sobre el tema, hasta llegar a ti.

    Espero haber despejado tus dudas y te agradecería mucho la rectificación del post, para no seguir alimentando este garrafal error entre los lectores, quienes merecerían conocer la información exacta. Un saludo cordial de

    Andrés Neuman

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  2. Listo Andrés, me parece muy justo y sensato lo que propones, publico tu comentario y borro la duda planteada y que los lectores saquen sus conclusiones. Gracias por entrar a mi blog, me halaga tu deferencia.
    Te invito a que lo visites de vez en cuando. Un fuerte abrazo

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  3. Anonymous5:13 AM

    Excelente idea esta recopilción de decálogos, y muy divertida. Recién subí a mi blog un Decálogo del crítico perfecto.

    Muchas gracias,
    Gina Picart

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