Friday, March 01, 2024

EMILIO ALBERTO RESTREPO RECIBE RECONOCIMIENTO EN LA CEREMONIA DE EGRESADOS EJEMPLARES DEL CES - 2023

 






El 29 de febrero de 2024 la Universidad CES hizo un reconocimiento a sus egresados ejemplares de 2023. El médico y escritor Emilio Alberto Restrepo recibe el reconocimiento como egresado destacado en la parte cultural, por su trayectoria como escritor de libros(novela, cuento, ensayo, artículos médicos y periodísticos), su faceta de animador en medios como youtube, invitado a podcasts y conferencista. Con la editorial de la Universidad ha publicado 2 novelas, CRÓNICA DE UN PROCESO y MEDICINA BAJO SOSPECHA. Ha sido reconocido en varios concursos de cuento de la institución y ha publicado en la revista CES.






























Saturday, May 27, 2023

CONVERSACIONES ENTRE ESCRITORES



HABLEMOS DE LITERATURA CON ESCRITORES

Conversaciones entre escritores

En esta sección se reunen grabaciones diversas del autor EMILIO ALBERTO RESTREPO en conversación con destacados autores, a propósito de Ferias del libro, lanzamientos, encuentros literarios, ete.

Casi todos son entretenidos y loas autores hacen muchos aportes importantes para los lectores y escritores en formación.

Con Pablo Montoya Campuzano:

https://www.youtube.com/watch?v=CIs2nW0ZV3g&t=4s




Con  Luis Fernando Macías 

CAPITULO APARTE, de TELEANTIOQUIA:

https://www.youtube.com/watch?v=yKfYAJmiFxk&t=2s



https://www.youtube.com/watch?v=Wjm3PWmGX8Y




Con Marco Tulio Aguilera Garramuño:

https://www.youtube.com/watch?v=qZQHSVs6FR4




Con Gilmer Mesa:

https://www.youtube.com/watch?v=hbVnCGqnYPs



https://www.youtube.com/watch?v=MIMSyQPja2s 



Con Memo Anjel

https://www.youtube.com/watch?v=2izQmyByJLc




Con Carlos Velásquez Córdoba

https://www.youtube.com/watch?v=3mkMf6SCyhY






Con los editores de la Revista Cronopio

https://www.youtube.com/watch?v=qfNteYHnO_0




Con Janeth Posada Franco



https://www.youtube.com/watch?v=Oatfryso7Tg



Con Natalia Velez Lopera

https://www.youtube.com/watch?v=YNMmFDwuJ3c



Con Maritza Franco Alzate

https://www.youtube.com/watch?v=nGNrGwo1wj8



https://www.youtube.com/watch?v=2akScDpGGI0




Con John Bohorquez:

https://www.youtube.com/watch?v=AkLWoK7zd4c




Con Pao Restrepo, "La Monita"

https://www.youtube.com/watch?v=-8CiUnL7tQo&t=7s




ROUGE LITERARIO




Wednesday, May 03, 2023

TALLERIANDO ANDO. DECALOGUEMOS

 

Callada presencia Cronopio



TALLERIANDO ANDO. DECALOGUEMOS














Por Emilio Alberto Restrepo*

Aunque es frecuente que los opositores al modelo de los decálogos los desdeñen por considerarlos un cúmulo de obviedades (muchas veces lo son) o una recopilación de lugares comunes repetidos hasta la saciedad (y eso en parte explica su relativo desprestigio entre intelectuales o puristas), es evidente que los escritores en formación pueden sacar provecho de ellos si los decantan y los aplican con la única herramienta que no tiene discusión: el sentido común.

Hay que afrontarlos con una dosis equilibrada de entusiasmo y desconfianza, hay que atreverse a deconstruirlos y replantearlos, no se pueden aplicar como una plantilla rígida e inamovible.

Estos ejercicios surgieron en una reunión convocada para hablar de novela urbana, haciendo énfasis en el conflicto y el valor de un buen antagonista que jalone la acción. Pero advirtiendo siempre sobre el fantasma del plagio, que es algo que siempre está rondando a los creativos, sobre todo a los principiantes.

Presentamos lo discutido en plenaria, a manera de decálogos (arbitrarios e incompletos, como suelen ser).

PROPUESTA # 1: DECÁLOGO DEL ESCRITOR URBANO

Aquel que quiere escribir con énfasis en temas de ciudad, la urbe como entorno y los ciudadanos como personajes. 10 aspectos a tener en cuenta:

  1. Conocer bien el entorno en el que se va a narrar la acción: Es importante tener un conocimiento profundo de la geografía, la historia y la cultura de la ciudad para poder representarla de manera auténtica en las historias. Tener en cuenta no solo lo que está por encima de la superficie, sino el submundo, lo no oficial, lo que se sale del canon y se oculta en las noticias (crimen, bajo mundo, corrupción, la noche). Esto último plantea un universo narrativo que puede ser incluso más rico que la narración afrontada desde lo convencional y lo aparente. En las historias urbanas se puede tocar tanto lo bello como lo oscuro, la «verdad oficial» vs la «realidad oculta».
  2. Representar a los personajes de manera realista: Los ciudadanos son los verdaderos protagonistas de la urbe, por lo que es importante mostrarlos de manera vívida y real, con sus problemas, sueños y desafíos. Con sus defectos y virtudes, con sus fortalezas y debilidades. Hay lugar en las narrativas, tanto para el ciudadano ejemplar, como para el rufián. Cabe tanto el prohombre, como el desechable y, por supuesto, el ciudadano de a pie, al que le pasan cosas dignas de ser relatadas.
  3. Utilizar la ciudad como personaje: La ciudad en sí misma debe ser un personaje más en las historias, con su propia personalidad y características.
  4. Abordar los problemas urbanos: Es importante abordar los problemas que enfrentan las ciudades en las historias, como la gentrificación, los desplazamientos internos y externos, la pobreza y la falta de vivienda, la prostitución, la mendicidad y la indigencia, etc, para crear una conexión emocional con los lectores y ayudarles a entender mejor la urbe.
  5. Utilizar la arquitectura y el ambiente urbano para contar la historia: tener en cuenta que por el género tratado son elementos importantes que deben ser utilizados para contar la historia y crear una atmósfera adecuada. El lector debe tener la sensación de sumergirse en el entorno. Mas allá de un cartel de fondo, la ciudad es coprotagonista.
  6. Reflejar la diversidad de la ciudad: Es importante reflejar la diversidad de la ciudad en las historias, con personajes de diferentes orígenes, culturas y orientaciones sexuales. Las ciudades modernas son una especie de «torre de Babel» y de esa interacción se desprenden las tramas y las subtramas.
  7. No caer en estereotipos: Es importante evitar caer en estereotipos al representar a los personajes y a la ciudad en las historias. No abusar de ellos (el policía comiendo donuts, el latino ladrón, la huérfana empleada del servicio que se enamora del hijo de la patrona, etc)
  8. Utilizar un lenguaje adecuado: Es importante utilizar un lenguaje equilibrado para representar la ciudad, con un vocabulario preciso y un estilo adecuado a la temática. Recordar que con la globalización las historias llegan a todas partes y el exceso de localismos o vulgarismos puede ser contraproducente. Se pueden mostrar giros idiomáticos locales sin que se vuelvan viciosos o repelentes. Recordar el modelo (ya afortunadamente muy superado) del «parlache» en las narraciones de narco-miseria o «sicaresca» en la literatura colombiana.
  9. Experimentar con diferentes géneros: Aunque los más socorridos son la novela y el cuento, es importante experimentar con diferentes géneros literarios para contar historias sobre la ciudad, como la poesía, el ensayo, la crónica y los collages con aspectos gráficos, podcast y audiovisuales.
  10. Leer y estudiar a otros escritores urbanos: Es importante leer y estudiar a otros escritores urbanos para tener una idea de cómo se han abordado los temas de la ciudad en la literatura anterior. Mirar otras formas de narrar, precisar otros énfasis, conocer las otras voces que giran en torno al tema de interés común. Participar en conversaciones públicas, publicar en revistas, citar referentes, grabar videos y difundir por las diferentes redes. Poco a poco se establece una red fuerte que termina consolidando un movimiento.

PROPUESTA # 2: DECÁLOGO DEL VILLANO PERFECTO EN LITERATURA

Partimos de la premisa de que «a mejor malo, mejor historia», haciendo énfasis en la importancia del antagonista para generar un conflicto potente y una historia más interesante.

  1. Tener una motivación clara: Es importante que el villano tenga una motivación contundente y comprensible para sus acciones malvadas, para que el lector pueda entender por qué actúa de esa manera. Ej.: robar un cuadro, coronar una estafa, atracar un banco, engañar una viuda, etc. El objetivo del villano no deja dudas y desestabiliza un orden establecido.

  1. Ser un desafío para el héroe: El villano debe ser un desafío para el héroe, tanto física como psicológicamente, para generar un conflicto potente y emocionante. Lo debe sacudir, asustar y confrontar. Lo saca de su zona de confort. Le roba la tranquilidad y se le puede volver una obsesión. El protagonista se siente incómodo, le teme o lo irrita, en todo caso se le convierte en un objetivo que tiene que alcanzar, una motivación a la que se tiene que oponer con todo su entusiasmo, entendiendo desde el principio que no es tarea fácil.
  2. Tener suficiente profundidad: El villano debe tener una suficiente profundidad como personaje, con un pasado, metas y deseos, para que el lector pueda entenderlo y relacionarse con él. Eso evita los personajes planos, insaboros o caricaturizados que generan más patetismo que adherencia.
  3. Tener una personalidad compleja: El villano debe tener una personalidad compleja, con una mezcla de virtudes y defectos, para que el lector no lo vea como un personaje unidimensional. No hay tonos absolutos de blanco y negro. En medio de su ambición y su perversidad, puede mostrar rasgos de nobleza, sensibilidad o solidaridad con los suyos. Pero lo dominante es su rasgo de una maldad que no deje dudas.
  4. Ser una amenaza creíble: El villano debe ser una amenaza creíble, con poder y recursos suficientes y lógicos para desafiar al héroe. Nada de ases sacados de la manga en el último momento, o «deus ex machina» traídos de los cabellos o gemelos aparecidos al final, o sueños que resuelven la acción. Ante todo, tener una coherencia que lleve a una adecuada «supresión de la incredulidad». Por ejemplo, no salir con un truco de magia para coronar la acción, si durante toda la trama no se sembraron los indicios de que era mago. Hay que tener un pacto respetuoso con el lector, unas reglas del juego.
  5. Tener una planificación cuidadosa: El villano debe tener una planificación cuidadosa y estratégica para sus acciones malvadas, para que el lector pueda apreciar su inteligencia y astucia. La historia debe ser contada con verosimilitud, con detalles que alimenten la credibilidad y que el paso a paso de su plan en la historia se fije en la mente del lector sin generar dudas ni desconfianza.
  6. Tener una relación interesante con el héroe: La relación entre el villano y el héroe debe ser interesante y compleja, con una historia pasada o un vínculo emocional que los conecte. De cada encuentro deben salir chispas, diálogos ingeniosos, rabias no resueltas, promesas de desafíos que se deben resolver más adelante. Nunca dejar cabos sueltos.
  7. Tener una evolución: El villano debe tener una transformación a lo largo de la historia, tanto en sus motivaciones como en sus acciones, para que el lector pueda ver su desarrollo como personaje. En los textos y en los guiones, es importante dejar clara la transfiguración del personaje. De pronto los únicos que no mutan son los superhéroes o James Bond, que siempre son los mismos, pero en el resto, el personaje debe sufrir una transfiguración a la vista del lector. Los personajes planos, o inamovibles o blindados dejan poca huella y mínima adherencia.
  8. Tener una presencia impactante: El villano debe tener una presencia llamativa, ya sea física o de personalidad, para que el lector se acuerde de él. Algo lo debe caracterizar, una o más características lo hacen distinto, reconocible, temido.
  9. Tener un final satisfactorio: El final del villano debe ser satisfactorio, ya sea un castigo justo o un cambio de personalidad, para que el lector pueda cerrar su historia de una manera adecuada. No hay una formula rígida de ganar o perder, lo importante es lograr giros de tuerca eficaces, y que no queden cabos sueltos. Decidir si se dejan aspectos en punta para futuras historias o confección de zaga, pero el elemento central de la historia que ocupa la atención debe quedar cerrado.

PROPUESTA # 3: DECÁLOGO PARA EL DISEÑO DE UN ADECUADO CONFLICTO

El conflicto es fundamental para el desarrollo y avance de la acción y la confrontación del protagonista con el antagonista; aspectos a tener en cuenta:

  1. Definir claramente los objetivos del protagonista y del antagonista.
  2. Asegurar que los objetivos del protagonista y del antagonista sean opuestos y en conflicto entre sí.
  3. Crear una tensión creciente a medida que el conflicto se desarrolla. En algún momento el conflicto debe hacer parecer que supera al protagonista.
  4. Asegurar que el conflicto tenga consecuencias significativas para el protagonista y el antagonista.
  5. Utilizar el conflicto para desarrollar y profundizar en los personajes del protagonista y del antagonista.
  6. Asegurar que el conflicto sea coherente y lógico dentro de la trama y el contexto.
  7. Utilizar el conflicto para explorar temas y temas más amplios relacionados con la historia. Esto permite configurar subtramas que se desarrollan paralelas o tangenciales al tema central, lo refuerzan y no compiten contra este.
  8. Asegurar que el conflicto sea resuelto de manera satisfactoria y coherente. Soluciones lógicas, respetando el pacto que se ha establecido con el lector a la luz del desarrollo de la historia y las características de los personajes. Por esto es peligroso una nave espacial salida quién sabe de dónde a última hora o el viejo truco del sueño y el despertar abrupto.
  9. Asegurar que el conflicto sea una parte importante de la historia, no solo un elemento añadido. El conflicto es el motor de la historia: recuperar lo perdido, rescatar la víctima, recuperar al ser amado arrebatado, etc.
  10. Utilizar el conflicto para crear emoción y mantener la atención del lector. Cada párrafo, cada giro de tuerca está en función de generar interés por la lectura de la página que sigue. Las historias secundarias ayudan, pero sin entrar a competir con la gran historia que muestra el enfrentamiento entre protagonista-antagonista para solucionar un conflicto que no se resuelve sino hasta el final.

PROPUESTA # 4: EN TORNO AL PLAGIO Y LA «COPIA CREATIVA»

Por épocas, el tema del plagio en la creación literaria y musical se vuelve a poner de moda. En este momento ocurre con Shakira y con el premio Medellín en 100 palabras. Hay enormes polémicas que agitan el medio y a los días se calman.

Pero la idea sigue por allí revoloteando, manchando prestigios y sembrando el manto de la duda.

Pero una cosa es clara: No se recomienda ni se promueve el plagio en ningún proceso de creación. Y no es solo en ficción, arte o literatura. También es válido para lo académico.

El plagio es la acción de tomar el trabajo de otra persona y presentarlo como propio, sin dar crédito al autor original.

Esto es ilegal y va en contra de los principios éticos de la comunidad académica y profesional.

Las desventajas del plagio en el proceso de creación incluyen:

Pérdida de credibilidad y confianza en el plagiario. Nada peor para un autor que tener el estigma de ser un copietas. Es difícil de removerlo de su imagen pública. Recordemos de pasada a Alfredo Bryce Echenique, a Camilo José Cela, Jorge Bucay, Ana Rosa Quintana, Lucía Etxebarría, Luz Mary Giraldo y tantos otros.

Pérdida de oportunidades de trabajo o de ser publicado en editoriales y revistas.

Problemas legales, incluyendo posibles demandas por derechos de autor.

Pérdida de la oportunidad de desarrollar habilidades y talentos únicos. Y si lo intenta, siempre alguien lo va a cuestionar, de manera justa o inmerecida.

Pérdida de la oportunidad de contribuir al campo creativo con algo original y valioso.

Aunque sea poco original (pero no plagio), en una tormenta de ideas con unos escritores desarrollamos una especie de Decálogo para evitar el plagio:

  1. Siempre dar crédito a las fuentes de inspiración y de información.
  2. Asegurarse de comprender los derechos de autor y respetarlos.
  3. No copiar directamente el trabajo de otras personas. Ni de frente ni con disimulo.
  4. Usar herramientas para detectar plagio para evaluar tu propio trabajo antes de presentarlo. Internet está lleno de ellas, muchas gratuitas.
  5. Aprender a citar y documentar adecuadamente las fuentes.
  6. No tomar atajos y trabajar duro para desarrollar tus propias habilidades y talentos creativos.
  7. Aprender a reconocer y respetar las ideas y los logros de los demás.
  8. Aprender a trabajar en equipo y colaborar de manera ética y respetuosa.
  9. Aprender a valorar la originalidad y la creatividad en ti mismo y en los demás.
  10. Aprender a ser honesto contigo mismo y con los demás en todo momento.

En cambio, la copia creativa o la inspiración en otros trabajos pueden ser parte del proceso creativo, siempre y cuando se reconozca y se cite al autor original de manera adecuada. O se desarrollen ideas para continuar una idea ya usada por otro escritor. «Qué hubiera pasado si…»

Si esas ideas se pudieran condensar en un decálogo, se recomendaría lo siguiente:

  1. Siempre respeta los derechos de autor de los demás, y no utilices el trabajo de otros sin su permiso.
  2. Cita siempre las fuentes que utilizas en tus trabajos, ya sea en formato escrito u oral. Para eso se inventaron las comillas y siempre se puede poner una referencia al pie de página.
  3. No copies el trabajo de otros y no caigas en la tentación de presentarlo como propio, ya sea en un ensayo, una tesis, una publicación, o cualquier otro proyecto. Esto es válido también, por supuesto, para traducciones.
  4. Aprende a reconocer la diferencia entre la copia y la inspiración, y utiliza esta segunda de manera ética y legal. Válido el concepto de «homenaje», el de «continuación», el de «finales alternativos» o «nueva versión de la historia, con conflictos distintos». En todo caso, nunca el de la vulgar copia.
  5. No te conformes con simplemente citar fuentes, sino que también aprende a analizarlas y a incorporar sus ideas de manera creativa en tu propio trabajo.
  6. Aprende a reconocer cuándo estás utilizando una fuente de manera inapropiada, y corrige el error. No creas, en tiempos de globalización que las ideas tomadas prestadas de idiomas o culturas lejanas no van a notarse. Nada permanece oculto en tiempos de redes.
  7. No te limites a utilizar solo una o dos fuentes, sino que busca inspiración en una variedad de fuentes para enriquecer tu trabajo.
  8. No te sientas limitado por las reglas de la citación, sino que utilízalas como una herramienta para mejorar tu trabajo y dar crédito a tus fuentes.
  9. Aprende a valorar el trabajo de los demás, y no lo copies sin dar crédito.
  10. Aprende a ser crítico con tu propio trabajo, y a reconocer cuándo estás utilizando demasiado de una fuente. Todo está ya inventado, pero siempre se puede encontrar una nueva forma de narrarlo o expresarlo de manera artística diferente.

___________

* Emilio Alberto Restrepo es médico, especialista en Ginecoobstetricia y en Laparoscopia ginecológica (UPB, UdeA, CES, respectivamente). Profesor, conferencista de su especialidad. Autor de cerca de veinte artículos médicos. Ha sido colaborador de los periódicos La Hoja, Cambio, El Mundo, Momento Médico, Universocentro, Revista Cronopio, Laterales Magazine y Ficción la Revista. Ha publicados novelas, colecciones de cuentos, libros de pedagogía y ensayo literario. Ganador y finalista en concursos de poesía, cuento y novela. Autor de cerca de 20 libros, en su producción se destacan novelas de asuntos médicos y hospitalarios, novelas y cuentos de género negro y temática urbana, libros infantiles, pedagógicos y de ensayo literario. Con la Editorial UPB ha publicado, desde 2015, seis novelas de su personaje, el detective Joaquín Tornado. Su últimos libros, la colección de cuentos Un hombre solo y mal acompañado y la novela MEDICINA BAJO SOSPECHA, de la «Trilogía perversa de la salud» con editorial CES.

Entrevistas literarias:

Revista Cronopio Entrevistas: Emilio Alberto Restrepo:
https://www.youtube.com/watch?v=oGMjv7GJjhc

Entrevista con Pablo Montoya:
https://www.youtube.com/watch?v=CIs2nW0ZV3g&t=9s

Entrevista en TELEANTIOQUIA con Luis Fernando Macías: https://www.youtube.com/watch?v=yKfYAJmiFxk&t=2s

Entrevista con Marco Tulio Aguilera Garramuño:
https://www.youtube.com/watch?v=qZQHSVs6FR4&t=136s

Sunday, April 23, 2023

GAMBERROS S.A. 2023, UNA NUEVA VIDA LITERARIA.


El libro GAMBERROS S.A. fue nuevamente editado por el fondo editorial de la Universidad Remington como el # 3 de la colección LIBER













La escritora Maritza Franco Alzate presentó en la Filbo el libro GAMBERROS S.A. del autor Emilio Alberto Restrepo, editado por el Fondo editorial de la Universidad Remigton. El libro recoge 20 historias de "pillos picaros y malevos" de barrio, recreando las pilatunas y andanzas de estos personajes marginales.

Dice en la página de la editorial Hilo de Plata: El gamberro es un antihéroe literario, equivalente moderno del protagonista del género de la “picaresca”. En ese orden de ideas, el gamberro es un pícaro, actúa y se expresa como tal, y su proceder está marcado por acciones teñidas de astucia, falta de escrúpulos y desvergüenza; todo en su vida está determinado por el sino nefasto de su baja condición, que lleva a cuestas como un lastre que carga y le pesa de manera permanente y que caracteriza todos sus actos, negándole de plano toda posibilidad de redención. Gamberros S.A., es un libro testimonial y muy divertido, que recopila historias de estafas, enredos, situaciones absurdas y hasta simples travesuras de estos bribones modernos.




Aquí el video completo de la agradable conversación:





Más informacion del libro y su anterior edición:



Aquí la tertulia con el escritor GILMER MESA:





Y aquí el lanzamiento oficial de GAMBERROS S.A. Conversación del autor con el reconocido esctritor  Gilmer Mesa (la Cuadra, Las travesías, Aranjuez). En este diálogo se explora el microcosmos del libro, se habla de ciudad, de barrios, de personajes, de tradición pral. Un éxito de la @Uniremigton






GALERIA DE IMAGENES:















Sunday, January 22, 2023

CIAO, MICHAEL (Historia con Banda Sonora)

CIAO, MICHAEL (Historia con Banda Sonora) 
 Emilio Alberto Restrepo                                                                            a Beatriz, la doctora




 Yo creo que ya es hora de ir hablando del asunto, total, han pasado casi diez años. El tiempo se ha encargado de hacer espesos los recuerdos, siempre pasa igual, el paso de los meses va diluyendo la historia, la memoria se va reblandeciendo y uno va diseñando el pasado como quiere conservarlo, como más le conviene. Nada menos riguroso que la nostalgia, va modelando a su antojo las imágenes para darle cuerpo a la forma idealizada como uno prefiere recordar los sucesos. 
 Y vaya si es cierto que no hay muerto malo ni niño feo. Resulta que luego de morirse el Michael, todo eran halagos, perfiles en los que faltaba poco para endiosarlo, repeticiones sin descanso, una tras otra, en los que mostraban los momentos memorables de una carrera artística que fue, por decirlo de una alguna manera que no suene a cliché, sublime, apoteósica, brillante hasta la incandescencia. 
Y créanme que yo sé lo que digo porque estuve allí en el momento que era, lo viví en primera fila y como pocos tengo la autoridad para contarlo. 
 Me llamo Jonas T. y desde que Michael comenzó su carrera como solista, yo hice parte del equipo que lo acompañaba las veinticuatro horas de todos los días del año en su carrera delirante hacia el éxito; estaba a su lado viviendo una estampida de vértigo hacia el delirio total de una gloria rotunda que nunca supo de reposos ni claudicaciones hasta la escalada definitiva. 
 Y si bien es cierto que a partir de un momento que nunca esperamos que fuera posible vivir, las relaciones con los listados de números uno se enfriaron y nunca más repetimos encabezamiento en el ranking, para nosotros el ritmo nunca bajó; el acoso de la gente, de los fanáticos, de los periodistas y de los paparazzi, cada vez se hizo más inmanejable. Cambiamos las canciones de éxito por los escándalos, los aplausos por los hostigamientos, los reflectores y las coreografías por los titulares que no daban tregua en su obsesión por arrancarle al Michael el pellejo a pedacitos, por cierto, bien delicada que tenía la piel. 
 A lo último, más importantes y publicitados que los videos magníficos que cambiaron la historia de la música hecha imagen en una interrelación de un nivel por nadie igualado, se convirtieron las transmisiones de los juicios, de los resbalones, de las debilidades, del deterioro. Porque no me es fácil reconocerlo, pero es cierto que nos fue ganando la decadencia. 
 A mí no me tocó trabajar con él en la época en la que Michael era el niño prodigio que cantaba con sus hermanos y encantaba al mundo entero con su voz, con su carisma, con ese talento que se le resbalaba en cada gota de sudor. Eran una máquina de swing, el ritmo frenético era natural en ellos, era tan fluido como respirar. Barrieron con la competencia; los hermanos Osmond eran acaso un simplón remedo de caras pálidas y muelamentas con forzadas sonrisas de postín que no lograban recuperar la dignidad de la supremacía blanca que se cacareaba en aquellos años. Y yo no lo digo por ser afroamericano, sino por sentido común, por justicia. 
 Y Michael se robaba todas las miradas. Casi ni sabía ir solo al baño y ya era un cantante y bailarín de primera categoría. Era un niño encantador admirado en forma unánime. Era una celebridad y el mundo lo amaba. Nadie podía saber por aquel entonces que detrás se agazapaba una disciplina para perros ejercida por Joseph, su padre, quien en su fundamentalismo religioso, en su cuadriculada concepción de la norma y la disciplina, no admitía desviaciones ni digresión. Ni siquiera las propias de la infancia, y no ahorraba violencia en ello. Nada de escuelas, se contrataba un profesor privado. Nada de juegos callejeros ni amigos de barrio, meses enteros en giras que apenas permitían reposo para descansar y arrancar con una nueva sesión de ensayos y grabaciones en los estudios. Todo por el éxito, todo en nombre del estrellato. Él y sus hermanos eran los únicos niños del entorno. El resto, adultos del mundo de la música, empresarios ambiciosos, capitalistas ávidos, camarillas de artistas y los pajarracos que suelen merodearles. 
Sin darse cuenta, le habían robado la infancia y hasta la afrenta de ver salir una espinilla en un día de show televisivo programado, le hacía merecer una buena zurra de su padre. Michael nunca entendió muy bien este mundo y estos comportamientos, pero sabía que era distinto, que era lo que le había correspondido en suerte y que no tenía derecho a revirar. Desde siempre se vio y se sintió como una súper estrella, siempre fue el centro de atracción, siempre alguien obedecía sus órdenes, cumplía sus deseos, le hacía los deberes que al resto de los humanos nos toca asumir. 
 Hasta aquí todo lo que he relatado lo supe por referencias, nada oculto, es lo que siempre se ha sabido de él. 
 Y pese a lo que él quería que ocurriera, creció, se hizo adolescente, luego adulto y a partir de eso, las cosas se precipitaron y ya nunca más volvieron a tener freno ni sosiego. 
 * 
 Fue por estos tiempos que ingresé a la nómina para estar a su servicio. Yo hacía parte del Magic Team, un grupo de más de cien personas trabajando en todos los frentes para que todo resultara perfecto, para fabricar una vida ideal, para estar al tanto de todos los detalles en lo técnico, en lo empresarial, en lo humano, en lo cotidiano, en lo personal. La idea era que no se presentaran errores. Nada se dejaba al azar, todo era planificado. Hice mil oficios, desde lo más discreto y alejado, hasta ser escolta personal de sus hijos. Fui jardinero, catador de alimentos, esterilizador de sus sábanas. Trabajé en el monitoreo de cámaras de su rancho, conduje su carrito de golf, fui extra en varios videos donde había muchedumbres. Un tiempo trabajé en la casa de huéspedes, conocí todo tipo de estrellas, vigentes y en decadencia y mi cuaderno de registro de autógrafos de celebridades fue la envidia durante mucho tiempo. Estuve en las oficinas de marketing en las que se comercializaban miles de objetos con la imagen de Michael. Al obtener mi diplomado fui asistente de los contables, en fin, siempre estuve adentro del corazón del emporio. 
 Porque Michael era toda una empresa, una fábrica de dinero, una multinacional del espectáculo que movía billones y entretenía a millones. Para entonces era imparable, un éxito tras de otro, cada canción mejor que la anterior, todo el año en gira por todo el mundo. Era el rey absoluto y nadie cuestionaba esta distinción. La gente se engolosinaba con su talento, ya no era tan importante que cantara bien, sino que registrara perfecto; por entonces se le reconocía que sus coreografías eran obras maestras, que sus videoclips se superaran uno tras otro. Nadie bailaba como él. Nadie tan querido, tan aceptado, tan carismático. Este camino duró quince años. En lo público se ascendía al paraíso. En lo privado, en lo personal, casi nadie sabía que el camino conducía inexorablemente a lo más profundo de los infiernos. 



 * 
 Pero tratándose de Michael, la procesión iba por dentro. Mientras estuvo embriagado del éxtasis de la gloria, apenas se daba tiempo para pensar. Prefería refugiarse en el trabajo frenético que implicaban las giras, los ensayos, las grabaciones, las conferencias con la prensa. Miles de entrevistas, cada día un hotel distinto, multitudes enardecidas de admiración sin freno. Cero privacidad, cero concurrencia a lugares públicos, era literalmente imposible. 
 Y era un hombre muy difícil de definir. De movimientos suaves y refinados, era muy distinto a como lo proyectaban sus videos, en los que era dinámico, agresivo y desafiante. En persona era frágil e inseguro. Su vocecilla era delgada, sus ademanes eran una combinación oscilante entre lo masculino y lo femenino, estaba lleno de miedos, odiaba estar solo en un sitio, pero casi no permitía el contacto físico con nadie. 
 En realidad parecía un niño, aunque todos sabíamos que era el patrón, el dueño de una fortuna incalculable. Estaba lleno de dudas acerca de todo, sobre todo sobre sí mismo. Tiraba el dinero de una forma extravagante, no le importaba llenarse de todo tipo de antojos al precio que fuera, aunque nunca más volviera a mirarlos, quedándose empacados inclusive como llegaban. Cientos de amigos y familiares le pedían plata prestada, nunca la escatimaba ni se las negaba, se olvidaba de inmediato de la deuda y casi ninguno le pagaba. Invitaba cientos de conocidos a su finca, todos de su cuenta con familiares y pegajosos incluidos. Odiaba los microbios, los contagios, el cáncer y las infecciones, por lo tanto esterilizaba todo, no tocaba nada, era enfermizo por el aseo, el agua, los desinfectantes. Era cierto que dormía en una cámara de oxigeno hiperbárica porque estaba convencido que regeneraba los tejidos y prevenía el envejecimiento. Odiaba la vejez y la feúra y se hizo más de cincuenta procedimientos estéticos que cuando estaba más viejo lo volvieron más feo y eso lo hizo más inseguro, cayendo en el que fue su eterno círculo vicioso. Con la disculpa del vitíligo que amenazaba con volverlo caratejo, aprovechó para blanquearse la piel y cumplir su viejo anhelo de ser blanco, pues odiaba ser negro; la gran mayoría de sus íntimos era blanca, renegaba en voz baja del color, de la cultura, de la brusquedad y de los modos de ser de los de su raza. Se alisó el cabello, pues quería borrar todo vestigio del afro que lo obligaron a llevar en sus primeros años. A punta de despreciar su nariz chata de negro, y de tanto tratar de respingársela en múltiples cirugías, dañó el cartílago y le tuvieron que aplicar una prótesis que a cada rato le fallaba, para imitar un apéndice que lo hiciera ver un poco menos desfigurado. A lo último, sabiendo quien era, era difícil precisar si era hombre o mujer, blanco o negro, joven o viejo. Y gastó su liquidez económica en el intento. Al final, dueño de múltiples activos valiosísimos de los que no se quería desprender, los administradores no tenían efectivo para pagar la nómina y cumplir las obligaciones. 
 Y conociéndolo de cerca, aunque no puedo decir que intimé con él, la cosa era más compleja. Tenía un acercamiento con venerables matronas que adoraba como Diana Ross y Elizabeth Taylor, en cuyos regazos se dormía mientras le acariciaban el pelo, al parecer sin intimación de ningún tipo sexual, más bien en una especie de afecto edípico. Y cuando se sabía el rey de la música de los setentas, los ochentas y parte de los noventas, entonces quiso poseer el legado de los sesentas, y compró por una astronómica suma los derechos de las canciones de los dueños rotundos de la época, The Beatles, y se quiso apropiar de su espíritu. Y no contento con ello fue a los cincuentas -en los que nació la música pop de la cual era ya el líder vigente absoluto- pero como el prototipo ya había muerto, entonces fue por lo que mas se aproximaba, la hija del rey Elvis, Lisa Marie. Se casó con ella, trató de fusionar sus reinos, Neverland con Graceland, y nosotros los veíamos aburrirse de lo lindo semanas enteras apenas sin hablar, sin nada en común, durmiendo separados, sin ningún contacto, hasta llegar al necesario y natural divorcio dos años después. 
Y cuando le dio por comprar el cadáver del hombre elefante como uno más de sus delirios, para desespero de los contables. Y su no bien recibida y menos aclamada manía de rodearse de muchachitos, gastarse los días enteros con ellos jugando como el niño que nunca dejó de ser, durmiendo con ellos. No puedo asegurar que abusara o no de ellos, lo cierto es que era una manía irrefrenable, muchos de nosotros nunca la pudimos entender ni aceptar ni estar de acuerdo con muchas cosas que veíamos o intuíamos, lo cierto fue que nos tocó callar del todo, ver poco y saber menos y a él le costó el prestigio, millones de dólares, juicios completamente desgastantes a partir de los cuales nunca volvió a ser el mismo, quedando con el prestigio completamente mancillado. Ya era el rey, pero de burlas y nadie daba un peso por su honorabilidad y su orientación sexual. Y ni sus esposas eran sus esposas ni sus hijos eran sus hijos. Vientres en alquiler, inseminaciones artificiales de su médico más admirado -blanco, por supuesto- matrimonios de conveniencia, nuevos escándalos, caída en el más absoluto patetismo, descrédito total, situación económica que amenazaba ruina. En fin, la debacle, y todo tendía a empeorar.
 * 
 Y pensar que llegué a llorar viendo algunos de los momentos apoteósicos de la era dorada de Michael. Se me destemplaban los dientes y se me ponía la carne de gallina –aún me sucede al evocarlo- cuando el mundo entero se rendía a sus pies en presentaciones brillantes como de de MTV de 1995 o la del Superbowl. Era el monarca absoluto. Al recibir los Grammys o al ser declarado el mayor vendedor de discos de la historia, nos henchíamos de orgullo por ser nuestro gran ídolo americano, y de nuestra generación, y de nuestra raza aunque quisiera ser blanco, y ser mi patrón aunque creo que nunca se aprendió mi nombre. Una vez que se dirigió a mí, me dijo James. 
 Basado en su prestigio, en la apuesta de su capacidad para vender discos y DVDs como nadie más y llenar el aforo completo de los estadios en los que se presentaba, además presionado por la iliquidez irreversible de su imperio que amenazaba ruina, fue que tomó la decisión de regresar a los escenarios y hacer una gira inglesa de más de cincuenta conciertos. La locura. Desde adentro, todos nos mirábamos con desconfianza pero nadie decía nada. 
 Las dudas parecían disiparse cuando en la preventa de los boletos, a las pocas horas, ya estaban agotados y los revendedores multiplicando por diez el valor de la oferta. La cosa era en serio. No había marcha atrás. Sería un regreso digno de él, que llevaba casi diez años en el ostracismo musical, que no mediático, con tanto escándalo y tanto que había dado de que hablar, con justicia o sin ella. 
 Michael decía que sí a todo, pero parecía en otro mundo, desconcentrado y débil. Honestamente, varios de nosotros, conociéndolo como lo conocíamos y venerándolo de la forma en que siempre lo hicimos, no estábamos convencidos de que el hombrecito fuera a responder como se esperaba de él. Y es que eran cincuenta conciertos de más de dos horas cada uno, una canción empatada de la otra, banda a todo timbal, coreografías y bailarines como en los mejores tiempos. Y nosotros que lo veíamos hacer el paso del “Moonwalk” con dificultad y ya casi sin gracia. 
 Michael parecía como aletargado y no parecía darse cuenta de lo que estaba ocurriendo a su alrededor y lo que amenazaba venírsele encima. Pero nosotros sí. Y la verdad, estábamos bastante preocupados. Y no parecíamos ser los únicos, eso es lo delicado, y es lo que he tratado de contarles desde el principio. 
 * 
 Cincuenta años cumplidos, cincuenta kilos de peso, pastillas para dormir, pastillas para no dormir, pepas para soportar los entrenamientos de su entrenador personal, pastas para los dolores óseos y musculares y de cabeza y hasta del alma, droga para el estrés, medicamentos para la fatiga crónica y para la depresión y para eliminar y para dar del cuerpo. Y bebidas energizantes y cero calorías, qué tal, cero harinas cero grasas, para eso están las píldoras de vitaminas y los suplementos reconstituyentes. 
 Y la gira encima. En poco menos de un mes todo estaría en marcha: las tribunas a reventar, el voltaje de luces, la descarga de decibeles para recibir al rey en su firme propósito de reinventarse. Y él no estaba muy seguro, pero no parecía ni darse cuenta o no le importaba. Sólo le preocupaba no agarrar un resfriado, no aguantar sol, no exponerse a los microbios y tratar de disimular que estaba casi calvo y que su voz no era la misma de antes. 
 Entonces pasó lo que tenía que pasar. Un buen día Michael apareció muerto. Estaba taqueado de morfina y cualquier cantidad de drogas de control y de prescripción médica obligada. A partir de su fallecimiento se convirtió en uno más de los cadáveres exquisitos que en el mundo han sido, más venerado y adorado muerto que vivo. Quizás, uno de los más poderosos, a la altura de Presley, de Marilyn o de Lennon. Como se esperaba que ocurriera, vendió casi tantas copias de sus discos y películas como cuando estaba vivo, los fans se peleaban por adquirir uno cualquiera de los millones de suvenires que ni cuando estaba activo se vendían en esa proporción. En el punto en que estaba, era claro que era más rentable muerto que vivo. Mientras respirara, era más un estorbo, un incómodo mueble que no se acomodaba en ningún sitio. Y creo que alguien –o el mismo, cómo saberlo- así lo entendió y supo lo que tenía que hacer. 
 Por plata, no hubo problema. La gira tenía seguros multimillonarios, dejaría ganancias de todas maneras, ya sin ningún tipo de riesgo; el mismo Michael tenía seguro de vida de ocho ceros, en estos asuntos los empresarios no dejan nada al azar. 
 Con Michael a buena cuenta de la parca, no había peligros de ningún tipo. Ya estaba preservado de la decadencia, del deterioro, de la debilidad, del cansancio, del fracaso. Así no se expondría a riesgos de abucheos, de enfermedad, de cancelación, de traspiés, de notas salidas de tono, de exigencias extravagantes de megaestrella. Ya no cometería más errores, todos sus pecados estarían automáticamente perdonados, sus faltas redimidas. A partir de eso, el cielo estaba garantizado, lo mismo que su merecido lugar en la historia, dejando una profunda huella en la memoria colectiva. Estoy casi seguro que mientras la fanaticada lo lloraba, en alguna cancha de golf de un club privado, unos empresarios barrigones fumaban tabaco mientras brindaban por su buena vida a partir de su buena muerte. 
 Yo ya estoy viejo, cansado y jubilado. Me siento muy solo y aún sigo siendo negro. Toda mi vida giró y sigue gravitando en torno a Michael, lo que hizo, lo que dejó de hacer. Conocí mucho de su vida pública y privada. Escribí un libro con las memorias de mis años en Neverland, vendí una gran cantidad de ejemplares, salí en los programas de Oprah, de Larry King y otros tantos y me gané una buena cantidad de pavos que me permitieron retirarme y vivir una jubilación con gran comodidad, como no me la imaginé ni en mis más locos sueños. Todavía escucho con nostalgia la música de Michael. Pensé que ya era justo contar una parte de la historia, porque ya han pasado diez años. Y era hora de ir hablando del asunto.


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