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http://www.librosyletras.com/2013/01/despues-de-isabel-el-entierro-de-los.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+LibrosYLetras+%28Libros+y+Letras%29
http://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/2-2013-despu%C3%A9s-de-isabel%E2%80%A6-el-entierro-de-los-chinos.html
Después de Isabel…
el entierro de los chinos
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
Muy poco a poco la Novela Negra ha ido entrando a Colombia. Ya son varios los periodistas y los escritores y las editoriales y las universidades y los libreros que se están dando a la tarea de promocionar, difundir y vender este género que ya lleva muchos años en EUA y otro tanto es España, tan es así, que en la península Ibérica la Semana Negra se ha convertido más que en un ícono del mundo editorial español.
En Argentina el número de novelas de este género sobrepasó la cifra de los cien títulos en los últimos diez años, algo similar en México y un poco menos en Chile; en Colombia estamos apenas en el amanecer, y aunque se han hecho esfuerzos, aún nos falta mucho para que el motor arranque, de todas formas Fernando Iriarte puso un buen punto hace unos días años con sus novelas, seguido de Gonzalo España y hoy ya estamos casi por las dos docenas de escritores, todos igual de profesionales y dedicados a escribir lo mejor de su creación en este maravilloso género.
Uno de esos disciplinados autores es Emilio Alberto Restrepo del que uno se extraña, pues es un médico antioqueño dedicado con alma, vida y sombrero a su profesión, entonces ¿de dónde saca tiempo para crear sus novelas? El asunto es que B y Medellín Negro publicaron el año anterior Después de Isabel, el infierno y ¿Alguien ha visto el entierro de un chino?, nouvelles que bien valen la pena leerse, especialmente la primera que está extraordinariamente bien tejida iniciándose con el asesinato de una destacada médica que iba a un centro asistencial a cumplir con su labor y de pronto todo empezó a complicarse.
Su novio, Augusto “Tuto” Trespalacios se extraña sobremanera de su muerte y empieza a buscar la o las razones por las cuales fue asesinada y a medida que avanza en su investigación, se da cuenta que se ha ido metiendo en un oscuro laberinto, como oscuro es lo que sucede en el interior de ese centro geriátrico.
Andrés García, también médico y amigo de Isabel Isaza la médica asesinada, dialoga con “Tuto” y entre los dos tratan de descubrir qué fue lo que sucedió con Alejandro Osorio, un hombre adinerado a quien castran y de un día para otro sale del lugar sin que nadie de razón de su salida…
La novela tiene un personaje muy importante y es la hermana Caridad, un ser oscuro, tenebroso, de mucho cuidado y quien es la protagonista de todo lo que sucede en ese laberinto de miedo, y aunque aparece en muy pocas páginas, no hay duda que ella es la protagonista de esta novela.
Emilio Alberto Restrepo así como es un reconocido médico en Medellín, no dudamos en decir que estanouvelle lo gradúa como uno de los buenos creadores literarios del país. De pronto la segunda novela no sea tan brillante: ¿Alguien ha visto el entierro de un chino? y todo porque para explicar la muerte de los chinos propietarios de un restaurante, Restrepo da una serie de explicaciones para esclarecer los hechos.
De todas formas, sus personajes tienen solidez, como el “sacerdote” Ramón Aranzazu que dice ser pariente de Fanny Aranzazu y quien cae en las redes del “prelado”; también tiene protagonista Carlos Oquendo conocido como “Carrique” y que vivió en el mundo de la política; y luego otros personajes que le ponen “picante” a la narración.
Al final Restrepo nos dice por qué se produjo el deceso del oriental y explica lo sucedido con la esposa del mismo, con un argumento bastante bueno aunque, como arriba decimos, fueron muchas las vueltas para lograr desenredar la madeja…
Vamos por buen camino con la Novela Negra en Colombia.
Presentación de las novelas DESPUES DE ISABEL, EL
INFIERNO/¿ALGUIEN HA VISTO EL ENTIERRO DE UN CHINO, de Emilio Alberto Restrepo
(Incluidas en el prólogo del libro publicado por ediciones B)
Lo mejor del
relato de crimen contemporáneo son sus posibilidades de representación épica
del ajedrez social que puede llevarnos a cada uno de los ciudadanos al delito,
por un lado, y a la muerte, por el otro. En cualquiera de estos casos, cada vez
más la voz del criminal o de la víctima se pone por encima de la del antiguo
detective o el policía, que tradicionalmente investigaba y contaba la historia
desde su punto de vista privilegiado. Ese nuevo héroe se
desenvuelve en un mundo épico que rebasa las características del capitalismo
industrial, base de la novela moderna anglosajona, para dar cuenta de conflictos
periféricos del orden mundial. Por esta razón, en sistemas complejos donde la
modernidad aún no es la regla, la resolución del argumento se da de maneras muy
distintas a la sanción y, como lo demuestran autores latinoamericanos del
género, el imperio de la libertad o la inconsciencia social colocan a ese héroe
al margen del mundo legal que antes servía de referencia.
Un ajedrez de
este tipo es el que propone Emilio Alberto Restrepo en sus textos “¿Alguien
ha visto el entierro de un chino?” y “Después de Isabel, el infierno”, novela
finalista en el Primer Premio Internacional de Novela Corta Mario Vargas Llosa,
celebrado en 2011. En la propuesta narrativa del escritor, que parece ser el
jugador más confiable del tablero, el lector-contendor debe ser un cauteloso crítico
que vaya descubriendo el curso mismo de la anécdota criminal. En este encuentro,
sin embargo, la resolución puede ser la caída inquietante de cada una de las
figuras blancas y negras y un territorio despoblado y, al parecer, sin sentido
lúdico alguno para los objetivos del azar. Su narración posee una singularidad
tal que los criminales y las víctimas conforman una amalgama de inseguridad y
desconfianza que impiden una perspectiva moralizante: monjas tenebrosas a la
manera de El silencio de los claustros,
de Alicia Giménez Bartlett, que alternan con un sistema de salud espantoso como
el que expone uno de esos personajes, en una síntesis emblemática de lo que,
desde el punto de vista de mis trabajos académicos, constituye la anomia social
que explica el género: “En este oficio hay
muchos torcidos, usted sabe que la norma es la corrupción. La salud es uno de
los negocios más rentables, entonces hay mucho tiburón bregando a quedarse con
la tajada más grande, mordiendo al que se le atraviese, tratando que quedarse
con el pedazo más grande del pastel”.
En general, en
ese mundo de corrupción e ilegalidad se desenvuelven los personajes de los
relatos de Restrepo: un novio abandonado, alcohólico y cobarde, que fracasa en
su búsqueda de los responsables de la muerte de su amada; una secretaria,
investigadora por accidente, que se ve envuelta en las redes del poder; un
detective retirado que nos cuenta una vieja historia y un estafador infiltrado que
hace de las suyas para apoderarse del dinero de la madre de un delincuente
consumado. Estos héroes se desenvuelven en medio de las víctimas más elocuentes:
una pareja de chinos en un barrio marginal, un
hombre castrado por las hermanas de la caridad, enfermos mentales que robustecen el mercado de sangre, una
parroquia de mentiras y sus leales feligreses.
La omnisciencia permite estas experiencias y otras tales como la visión
panorámica del caos (“Al
tipo le achacaban todo lo que pasara, pero al parecer no era del todo una
exageración. Parece que mandó matar a su primera esposa en un accidente de
tránsito y el chofer involucrado —antiguo empleado— apareció muerto poco
después”) o cierto humor del escritor (“Y Fanny procedió a cantarle hasta el
himno de Checoslovaquia y poemas en esperanto”).
Los relatos suceden, además, en el barrio de clase media baja, en un “Hogar de
la Misericordia” o en restaurante popular y una calle cualquiera de un centro
urbano que se convierten en escenarios de un crimen anónimo y rápidamente
olvidado.
Esta perspectiva hasta cierto punto indicativa del hecho
supone otra forma de entender el tema de la naturaleza humana. Esos personajes,
sus conflictos y sus motivaciones parecen ilustración de la dinámica de la
acción por encima de la reflexión. Ya no se trata de describir desdoblamientos
de doctores Jekyll, ni tampoco de recrear la epopeya de mártires que “se lo
buscaron” y se entregan sumisos al cadalso luego de un gran discurso de
sacrificio. Criminales comunes y corrientes o víctimas en medio del dolor surgen como nuevos héroes, pues la sociedad
produce estos y otros individuos de los más diversos matices psicológicos sin
que apenas se les dé el derecho a la reflexión.
Este ejercicio en torno al significado
contemporáneo del crimen continúa así en Ediciones B la Colección
Novela de Crímenes, iniciada por autores como Ramón
Illán Bacca, Gonzalo España y Luis Fernando Macías, y continuada por Julio
Balcázar Centeno y Inés Lucía Blackie, ganadores del Primer Concurso de Relato
de Crimen del Congreso Internacional de Literatura Medellín Negro. Desde este último
espacio, se busca fortalecer esta literatura reveladora y crítica de los
conflictos sociales y las crisis de la naturaleza humana.
Prof. Dr. Gustavo Forero Quintero
Universidad
de Antioquia
Director
de Medellín Negro
A propósito de la serie de Novela Negra de Ediciones B y de las publicaciones asociadas con el Congreso Internacional de Literatura "Medellín Negro", en la página:
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