Cuento "CRONICAS DEL DILUVIO", FINALISTA EN ESPAÑA, Publicado por el periódico Diario de Mayorca, finalista entre 496 relatos enviados al concurso
Crónicas del diluvio
21:40 |
EMILIO ALBERTO RESTREPO BAENA
Las cosas se estaban poniendo difíciles en la llanura.
Sobre sus escamas sentía el presagio de la humedad que amenazaba con anegar el valle en donde había sido tan feliz con su manada y ahora con su compañera. Complacido, admiró en ella la belleza de sus tres pares de ojos, la simétrica armonía de sus colmillos, el garbo sin concesiones de su cuerno magnífico.
Era claro que no podían pretender llegar a tiempo a esa mole de madera que pomposamente llamaban arca, en donde bajo el pretexto de guarnecerse de los nubarrones que amenazaban diluviar, estaban hacinando a miles de parejas de todas las especies. Desconfiaba de tanta generosidad; quién sabe qué oscuros intereses se ocultaban bajo la magnánima y desinteresada promesa de salvamento, a donde irían a parar, quién dispondría de ellos, a qué se verían sometidos.
–De eso tan bueno no dan tanto, oí decir una vez al Mamut– Caviló.
No estaba dispuesto a renunciar al privilegio de ver nacer a la criatura que con tanto amor había procreado, digna prolongación de su estirpe, mejorada por las mutaciones que generaba la adaptación y destinada a reinar en sus dominios.
Justo en el momento de romper el cascarón, envuelto en un magma viscoso, contempló con emoción cómo emergía para la vida un precioso ser de altiva y puntiaguda cola, lengua bífida, movimientos reptantes pero seguros, mirada ávida y talante vigoroso.
–Hemos creado un monstruo y es igualito a mí -pensó orgulloso mientras le escurrían borbotones de lágrimas llenas de emoción, trémula la espina, apenas conteniendo los latidos de sus dos corazones sincronizados al trepidar desbocado que generaba el suceso.
Al fondo de la montaña frontal a la caverna, los primeros truenos rompían la calma del momento sublime, mientras rayos y tormentas desataban el llanto incontenible del cielo.
Emilio Alberto Restrepo Baena (Colombia, 1964). Médico, especialista en gineco-obstetricia. Ha sido colaborador de los periódicos La Hoja, Cambio, El Mundo y Momento médico en el campo de la crónica urbana y artículos de humor. Ha editado distintos libros de poesía y cuentos.
Las cosas se estaban poniendo difíciles en la llanura.
Sobre sus escamas sentía el presagio de la humedad que amenazaba con anegar el valle en donde había sido tan feliz con su manada y ahora con su compañera. Complacido, admiró en ella la belleza de sus tres pares de ojos, la simétrica armonía de sus colmillos, el garbo sin concesiones de su cuerno magnífico.
Era claro que no podían pretender llegar a tiempo a esa mole de madera que pomposamente llamaban arca, en donde bajo el pretexto de guarnecerse de los nubarrones que amenazaban diluviar, estaban hacinando a miles de parejas de todas las especies. Desconfiaba de tanta generosidad; quién sabe qué oscuros intereses se ocultaban bajo la magnánima y desinteresada promesa de salvamento, a donde irían a parar, quién dispondría de ellos, a qué se verían sometidos.
–De eso tan bueno no dan tanto, oí decir una vez al Mamut– Caviló.
No estaba dispuesto a renunciar al privilegio de ver nacer a la criatura que con tanto amor había procreado, digna prolongación de su estirpe, mejorada por las mutaciones que generaba la adaptación y destinada a reinar en sus dominios.
Justo en el momento de romper el cascarón, envuelto en un magma viscoso, contempló con emoción cómo emergía para la vida un precioso ser de altiva y puntiaguda cola, lengua bífida, movimientos reptantes pero seguros, mirada ávida y talante vigoroso.
–Hemos creado un monstruo y es igualito a mí -pensó orgulloso mientras le escurrían borbotones de lágrimas llenas de emoción, trémula la espina, apenas conteniendo los latidos de sus dos corazones sincronizados al trepidar desbocado que generaba el suceso.
Al fondo de la montaña frontal a la caverna, los primeros truenos rompían la calma del momento sublime, mientras rayos y tormentas desataban el llanto incontenible del cielo.
Emilio Alberto Restrepo Baena (Colombia, 1964). Médico, especialista en gineco-obstetricia. Ha sido colaborador de los periódicos La Hoja, Cambio, El Mundo y Momento médico en el campo de la crónica urbana y artículos de humor. Ha editado distintos libros de poesía y cuentos.
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