Pillos, encarcelados en tinta y papel: Hay pillos y malandrines de poca monta, que no cometen el gran crimen y sus fechorías no alcanzan a mojar de tinta los periódicos. Sin embargo, son estorbos y gandules que convierten la vida del barrio en un pequeño infierno... Pero no teman: esos sujetos ya están capturados.
Capturados, sí, por la pluma del escritor Emilio Alberto Restrepo, quien después de escribir historias de asesinatos, salió con el libro Gamberros S.A. Historias de pícaros, pillos y malevos.
Editado por Hilo de Plata Editores, este libro está escrito con soltura, buen manejo del lenguaje, uso apropiado de jerga o, más bien, de lenguaje coloquial que se entiende por contexto, y con gran humor.
Quedan en la cabeza del lector algunos de esos proyectos de criminales negados en tercer debate. Figuras más bien irrisorias metidas en un mundo ruin, pero sin tener el talento para serlo. También pillos de poca monta, como el seudofalsificador de gaseosas o la ladrona de hospital que apenas sí se robó una cantidad insignificante; el empeliculado que quería calentar su vida con hechos truculentos, pero claro, le faltaba talento...
Sin embargo, también hay homicidio. Uno sin querer y sin consecuencias sociales. Está relatado en Una llamada por cobrar desde el infierno.
Al hablar del género negro, llegan a la mente imágenes del matón, el asesinado, la escena criminal. ¿Cuál es el espíritu de Gamberros S.A.?
“Se trata de seguir el camino de la picaresca. No de la sicaresca, que ha tenido espacio en nuestro medio. Por eso, en Gamberros aparecen personajes y actos abyectos, ruines, grandes o pequeños. Robos, trampas, falsificaciones, extorsiones, traiciones. Todo eso tiene que ver con lo negro...”.
¿Cómo crea los personajes? ¿Cómo los documenta y caracteriza?
“Pueden partir de personas reales, pero, al llevarlas a la literatura, las enriquezco con características de otras personas. Así, los gamberros a los que aludo no son fácilmente reconocibles en la realidad”.
¿Cómo crea las historias?
“Por mi profesión de ginecoobstetra escucho a muchas personas. Algunas me cuentan historias. También, cuando uno va al barrio Belén, le dicen: “¿supiste lo que le pasó a tal...? Lo metieron preso”. “Pero si era tan sano”, comenta uno. Y por ahí le echan el cuento. Otras veces, como yo soy el tipo más bobo de Medellín, he sido la víctima: me han estafado. Y mi forma de vengarme es hacer cuentos con eso, cambiándoles el nombre a los tramposos para que sean irreconocibles. Por ejemplo, si se llama Evelio, lo pongo Hevelio, con hache. Y así...”
CONTEXTO DE LA NOTICIA
Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros publicados: Al filo de la realidad (cuentos), Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López (periodismo), Crónicas de humo, El Arca de Noé (crónicas) y Vida y milagros (crónicas), El alma de las cosas (relatos), Gema, la nieve y el batracio (novela). Recibí el Premio a la Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa en 2005; el Premio CIPA, en 2004.
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