Monday, May 18, 2015

A PROPÓSITO DE LA MUERTE DE B.B. KING


A PROPÓSITO DE LA MUERTE DE B.B. KING









Cuando yo estaba pelado y no sabía que había un género que se llamaba blues, un primo que había vivido en USA tenía 2 LPs de B.B. King. 

Las carátulas no decían mucho:un señor negro, de corbatín, gringo, con una aparatosa guitarra y un bigotico trazado con escuadra. Algo muy lejano para un niño tercermundista enclavado en el trópico.
Al escucharlo, perdí la inocencia y se me abrieron otras dimensiones musicales y emotivas que no sabía que podían existir. 

Yo los oía asombrado, una y otra vez, algo en alguna célula profunda me hacía sentir esa música que me llegaba al alma como mía, estando rodeado en mi entorno de rancheras, baladas y chucu-chucu, excluyendo culturalmente todo lo que fuera anglo. Y era claro que nada tenía por qué acercarme a esa música afroamericana.  No había antecedentes ni geográficos, ni culturales ni raciales. No existe una razón lógica para tal afinidad.

Ignoro qué remotos antecedentes o qué fibra oculta se me removió en una parte recóndita de la conciencia o de la parte mas ancestral de mi cerebro, o de mi alma, ya no lo sé, lo cierto es que de mí emanaba una emoción profunda, que me erizaba los vellos y literalmente me transportaba. Y no tenía más de 10 o 12 años.

Lo mismo me pasó con un disco de Motown y otro de Nina Simone. Luego de eso, lo vengo escuchando, solo, con Clapton, en conciertos acompañados de otros divos. Esa voz carrasposa, esa guitarra de sonido afilado y chillón, esos ojos a medio abrir con su boca torcida al son de los acordes.

Todos se van muriendo, pero su música queda allí. Voy a desempolvar los acetatos. BB se escucha mejor con el scratch del LP...

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