A PROPÓSITO DE LAS INFECCIONES EN CIRUGÍA, UNA EXPLICACIÓN PARA PERSONAL NO MÉDICO
Haciendo un peritaje médico legal, a propósito de una
paciente que demandó porque se le hizo cesárea, se infectó y terminó en histerectomía,
pregunta el abogado:
¿Dicha
infección en área de cesárea es consecuencia de mala praxis de asepsia
postparto por cuenta de personal médico o enfermería en la recién parida o es
un cuadro que normalmente se presenta en persona que ha dado a luz? El perito
asignado contesta: RESPUESTA: Dicha
infección pudo ser consecuencia de mala asepsia por personal médico, o de
enfermería e incluso también de la paciente, ya que como esta bacteria hace
parte de la flora normal por vía ascendente haya alcanzado la cavidad uterina y
de allí se haya diseminado al peritoneo.
Al abogado le preocupa esta respuesta y pide un
concepto.
No me preocupa mucho, porque dice que la
responsabilidad puede ser tanto del uno, como del otro, como de la paciente
misma, es decir, no se le puede asignar la carga de la culpa a ninguno en
particular, pues cualquiera puede tener la bacteria en sus manos y deja abierta
la posibilidad de que sea la paciente misma, pues especifica que hace parte de
la flora normal y que por vía ascendente entró a la cavidad uterina y de allí
al peritoneo.
Es más, en la cadena real de responsabilidades de la
asepsia, el que menos impacto tiene es el cirujano, pues no es el directo
responsable de lavar a los pacientes. De esto se encargan las auxiliares de
enfermería o las enfermeras profesionales y la instrumentadora es la que maneja
las pinzas, los materiales y ropa quirúrgica que está dentro del paquete
asignado a cada paciente. Más aún, por encima de estos cuatro funcionarios,
está la central de instrumentación, en donde se lleva a cabo el proceso de
lavado y esterilización de la ropa y el instrumental. Allí hay otro grupo de
personas encargadas.
Pero si un solo punto de esta cadena falla, si los
autoclaves o las máquinas que llevan a cabo el proceso de esterilización no
hacen bien su función, o los marcadores de calidad no están precisos y
ajustados, o hay algún inconveniente en el secado, un solo error, la bacteria
entra en contacto con el paciente y lo infecta.
Estamos indicando que cuando una paciente se infecta
por una cirugía, hay una enorme lista de implicados que pudiera explicar el
asunto, el problema es que, para efecto médico legal, siempre demandan al
cirujano que firmó la historia, sin contar con que en ese lapso la paciente
estuvo en contacto con muchas personas (a veces decenas) y muchos procesos. Y
más en maternidad, que la paciente presenta secreciones continuas y casi nunca
está menos de 24 horas en contacto con la flora hospitalaria.
Veamos: la paciente entra al hospital, está un rato en
la sala de espera con otras personas, una enfermera la recibe, un médico le
hace un tacto, otra la rasura, otra le pone una sonda, siguen más tactos de la
vigilancia de la labor de parto, la paciente orina en un “pato” no estéril o
defeca en el baño, más contaminado todavía, es programada para cirugía después
de varias horas de trabajo de parto y muchos tactos(recuerden que la vagina
tiene su propia flora), otra le aplica yodo en el abdomen mientras entra al
quirófano(esto se llama “pre-asepsia”), otra le escucha el niño con un aparato
en el abdomen(que nunca se limpia con alcohol y se le pone a todas las señoras
que entran ese día, esa semana, ese mes), la entran a un quirófano en donde se
han hecho cientos de cirugías en un año, montada en una camilla que lleva y
trae pacientes las 24 horas del día; otra funcionaria la acomoda en una mesa
quirúrgica que se supone que está recién aseada por una funcionaria de
servicios generales que pasa la misma trapeadora por todas las salas(en
contacto con sangre, orina y materia fecal o purulenta), otra trae la ropa y el
material de la central de esterilización, le hacen la asepsia, la cubren, entra
el cirujano y llama al ayudante que muchas veces viene de urgencias o de los
pisos donde hay otros pacientes infectados o de la calle y la operan. Después
pasa a una sala de recuperación en donde hay otros pacientes, algunos de ellos
con infecciones, y después la llevan a una habitación con otras pacientes en
similares condiciones. Y hay aires acondicionados que tienen flujos de
corrientes que muchas veces arrastran microrganismos, algo suficientemente
documentado en la literatura.
Y fuera de todo lo anterior, tenemos que contar con
que sus defensas funcionen adecuadamente, que no sea diabética, que no tenga
inmunodepresión por alguna causa oculta, que esté bien alimentada, que no esté
deprimida, etc
¿Cómo garantizamos que todos estos funcionarios están
sanos, que se han aseado una y otra vez manos y uñas, que tienen el cabello
completamente recogido, que no están colonizados de bacterias en sus orificios
de las orejas, nariz, boca y ano?
¿Cómo garantizamos sin violentar su intimidad que
ellos o sus familiares en sus casas no tienen diarreas, que alguno no tiene un
granito con pus o una pústula de acné o una amigdalitis o una bronquitis
inicial, o un herpes o una enfermedad contagiosa?
¿Cómo garantizamos que todos cumplieron los protocolos
e hicieron la lista de chequeo que permitiera confiar en la cadena de
desinfección?
¿Cómo sabemos que ese día los equipos estaban bien
calibrados y alcanzaron las temperaturas óptimas?
Por eso es que a pesar que se haga todo con rigor y
vigilancia, que se cumplan todos los estándares y protocolos, la infección se
sigue presentando en un porcentaje estimado y no se ha podido erradicar. Por
eso en el peritaje, y basados en la literatura, se dice que toda cesárea tiene
el 2% de riesgo de infección, hágase lo que se haga, opérela quien la opere.
Esa es la gran angustia del cirujano: que, aunque haga
las cosas con rigor y compromiso, aunque aplique los protocolos, de cada 100
cesáreas va a tener 2 de ellas infectadas. Porque hay muchas cosas en esa
cadena de la asepsia que no dependen de él. La gran mayoría van a
evolucionar sin complicaciones, pero alguna puede ir hacia la sepsis y termina,
como esta, en histerectomía, muy a su pesar.
Y él, sabiendo todo esto, tiene que asumir que, si la
paciente se infecta, al que le van a caer con todo el rigor, la rabia y la
avaricia, es a él.
NOTA: En la edición de El Colombino de Junio 11 de 2017, apareció un artículo del mismo talante, escrito por el gran autor Juan José Hoyos, que también trataba el tema de las infecciones hospitalarias. Lo incluyo para tener más elementos de análisis:
http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/como-las-bacterias-colonizan-un-hospital-AY6706046
https://www.pressreader.com/@Emilio_A__Restrepo/csb_eqz82atXLIwrt5s62hVCRWEtSu_2pqAtdabIRSzq3lI
Y en El País de España:
http://elpais.com/elpais/2017/05/24/ciencia/1495611408_352870.html
NOTA: En la edición de El Colombino de Junio 11 de 2017, apareció un artículo del mismo talante, escrito por el gran autor Juan José Hoyos, que también trataba el tema de las infecciones hospitalarias. Lo incluyo para tener más elementos de análisis:
http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/como-las-bacterias-colonizan-un-hospital-AY6706046
https://www.pressreader.com/@Emilio_A__Restrepo/csb_eqz82atXLIwrt5s62hVCRWEtSu_2pqAtdabIRSzq3lI
Y en El País de España:
http://elpais.com/elpais/2017/05/24/ciencia/1495611408_352870.html
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